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miércoles, 13 de abril de 2011

CURA DE ARMAS TOMAR

Leyendo prensa antigua me he encontrado con una noticia publicada en el periódico de Madrid “El Motín” periódico satírico bisemanal, de fecha 7 de enero de 1.891 que hace referencia al maestro de Torreblacos.

Esta noticia me ha hecho sonreír y ver cómo era a finales del siglo XIX el clero, se ve por la actitud de este cura que su colectivo tenía todo el poder y se creían omnipotentes, está claro que el “páter” se paso por la sotana a todos los poderes: el Constitucional del Alcalde, la Justicia del juez municipal y la Cultura, formación y respecto del Maestro, se los paso a todos por la susodicha sotana, a más con alevosía, el hecho de tener un revolver no es precisamente lo que enseño Jesús con lo de poner la otra mejilla, tener un revolver es solo para amedrantar, asustar y matar y en manos de un sacerdote me parece terrible.
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También hay que decir que este periódico por sus textos y artículos es un furibundo anticlerical, se ve en el ultimo párrafo del articulo donde el periodista pone “a parir” al “pater”. En esa época convulsa había los dos extremos, la derecha y la izquierda y en medio la gran pobreza de todos los habitantes de España.
La noticia que os trascribo exactamente de ese periódico es la siguiente:

“El de Villaciervos (Soria) es un cura de armas, digo, de armas tomar.
Iba el otro día por la carretera de su pueblo a Valladolid, cuando vio llegar al alcalde de Muriel de la Fuente, un hermano de este, el juez municipal, el maestro de Torreblacos y dos jóvenes más.

Saco el cura un revolver, se encaro con los seis, y les dijo: ¡Alto ladrones! ¡Devolvedme mi perro, que me habéis robado!

No era verdad, porque el can que suponía suyo, pertenecía á uno de aquellos individuos; pero el hecho fue que logro meter el resuello en el cuerpo á aquella media docena de individuos obligándoles á pedir auxilio en una caseta de camineros.

Y no es peor el atropello, sino que ahora el páter, fundándose en que hizo correr á seis individuos, dirá que vale por seis y que necesita seis amas. Y ¡ay de los padres y maridos de Villaciervos!

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