La vanidad del escritor

He de reconocer que siempre es agradable para un aficionado a la escritura el reconocimiento de sus lectores , aunque sólo sea uno.Y es que para mi es tan importante uno como un millón, ya que siempre existe un punto de vanidad del escribiente y que se vé halagado cuando alguien reconoce su obra, aunque lo haga de una forma un poco escondida.Pero no seré yo quien juzgue los motivos que cada uno tiene para hacer lo
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 que hace, son sus motivos y sólo él los conoce.Pero que sepas que ese escueto comentario es para mi como una ventana abierta por la que entra el aire fresco y con él el deseo de seguir contando cosas con más o menso fundamento.Es como un pequeño brote verde en este páramo de soledad, pocas veces compartida, en el que se está convirtiendo este blog o la página de mi pueblo.Una ventana por la que se asoma poca gente; bien porque no le gusta el paisaje o bien porque no espera ver nada que no haya visto antes.Pero a veces sí que hay novedades y en ese paisaje mil veces visto descubre de repente nuevos colores o nuevos objetos que han aparecido de repente, sin que nadie se diera cuenta.Por ejemplo un día nos asomamos a esa ventana y descubrimos que la cordura había invadido a la rivalidad y que había veces que dos pueblos se convertían en uno y sus gentes comían, bebían y cantaban juntos con un brindis eterno a esa amistad recobrada.Desde esa misma ventana descubrimos que la distancia no era el olvido y que ya no se volvía con las sienes plateadas por el paso del tiempo sino con una sonrisa franca en la boca por el buen gusto que dejaba esa nueva familia.Ahora con la llegada del frío alguno puede tener sensación de cerrar la ventana para que no se cuele el cierzo.En nuestra mano está, en la de todos,  el dejarla abierta para que se renueve el aire y siempre haya una sensación de frescura.