La curiosidad tiene estas cosas

Dicen que la curiosidad mató al gato.A esto yo le añado que esa misma curiosidad fue la que dió a luz al periodista.Los buenos "plumillas", no son precisamente sólo los que saben preguntar, sino los que saben escuchar.Y yo que ejercitó más el oido que la lengua voy descubriendo cosas que me sorpenden y al mismo tiempo dejan satisfecha mi curiosidad.Y a veces en lugar de conocer cosas nuevas te llenas de dudas sobre otras que ya conocías y creías que eran ciertas.Entonces me da por escribir y tratar de acabar con las dudas.Así después de dejar muy clara la hospitalidad de la peña el sombrero me encuentro con un dilema.Cuando vengan mis amigos de La Torre, ¿ cuántas sillas más tengo que poner en la mesa? ¿ Y en la barra?, una, dos cervezas.....Puede parecer un tema sin importancia pero la tiene, y muccha.Porque si en lugar de dos es uno , no pasa nada.Pero si yo pienso que es sólo uno y resultan que sois dos puedo quedar fatal, dar imagen de tacaño y descortés.Claro que siempre me queda una solución salomónica que es la que aplica mi amigo Ricardo desde su trono del otro lado de la barra.Cobra por cascos vacíos y así nunca se equivoca, a no ser que haya un gracioso, que los hay, y le escondan los cascos detrás de los servilleteros para reducir la factura.Me da vergüenza decirlo, pero tengo que reconocer que yo lo hice, pero me pilló, y no sabía donde meterme... de la risa.
En fin, que con esto de las apariencias y de los equívocos, vivo en un sin vivir, y ya no sé alguien es quien dice que es o quien dice que es alguien que luego resulta que no existe.Lo de la timidez ya no tiene ni un pase y la excusa de que los de La Torre somos así, tampoco.Hay que llamar a las cosas por su nombre, abandonar el árbol y salir del bosque y quedarse en el claro, para que no haya equivocaciones.Yo soy tal, y aqui estoy porque he venido, y punto.Esto facilitaría mucho las cosas, y a mi me dejaría vivir menos preocupado y más tranquilo.Sin preocuparme de las sillas o los vasos que tengo que poner.Y dedicar mi tiempo libre a pensar en un mejor escondrijo en el que ocultar los cascos vacíos de Ricardo.Le estoy dando vueltas al plan, y seguro que la próxima vez no me pillas.