Precisamente esos ritos, costumbres y formas de entender la Semana Santa son heredadas de nuestros antepasados, siglos de repetición de las mismas ceremonias, casi todas ellas centradas en la religión y en la exhibición de reliquias, procesiones y sermones, en alguna ocasión pasando frió en la helada iglesia pero a la que casi todos acuden con gusto, es la forma de reunirnos de compartir y de mantener esas costumbres a nuestra manera y porque no también de recordar a los que nos precedieron.
En Torreblacos se han perdido ciertos ritos, encender la hoguera que dará el fuego que mantendrá la llama viva de la lampara de la custodia, las misas, pero aun se va al monte a recoger los ramitos que una vez bendecidos cada uno llevara a su casa y estarán visibles hasta el siguiente año.
Se ha perdido otras celebraciones como la misa de jueves santo en la noche, la carencia de sacerdotes hace que no dispongan de recursos ni tiempo para atender los distintos pueblos que les corresponden.
Nos queda el rito de poner el manto a la Virgen, manto que hicieron las monjas de clausura del Convento de santo Domingo de Soria en 1987,todo bordado en oro y precioso.
La procesión, el momento culminante en que la Virgen es llevada por las mujeres y el Cristo crucificado por los hombres, acompañados del sacerdote, son dos procesiones separadas, la Virgen por un lado y el Cristo por otro para concluir ambas frente del ayuntamiento.
Una vez que han confluido en el Ayuntamiento se presentan los pendones y estandartes a la Virgen, ademas de presentar el cristo crucificado, una vez realizado este rito se procede a la subasta de quitar el manto a la Virgen y la colocación de la corona, este es un momento muy especial ya que los o las adjudicatarias de esa tarea lo son en función de una petición especial a la Virgen.
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Una vez realizada la subasta continua la procesión, ya todos juntos hasta la ermita, lugar donde se procede a la subasta de tres roscones (por cierto deliciosos), una vez realizada la subasta continua la procesión hasta la iglesia donde se celebra la misa de resurrección y son bendecidos por el sacerdote los roscones.
El ultimo tramo de la procesión se acompaña del repique de las campana, ese sonido inconfundible grave y agudo que repican a gloria y que tanto nos agrada escuchar.
Recuerdo la plaza de Torreblacos de hace 35 años, cuadrada, amplia, rodeada por un conjunto de casas antiguas entre las que estaba el Ayuntamiento. Me atrevería a decir que había un pequeño porche delante de la fachada de este pero me falla la memoria. Torreblacos y sus gentes merecen un blog como este del que han de estar satisfechos desde mi punto de vista. Un admirador de este municipio les/os saluda.
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