La intimidad, una ilusión

La intimidad se ha convertido en un viejo tesoro que antes estaba escondido bajo siete llaves y ahora tiene la puerta del cofre abierta para que mire todo el que quiera, coja lo que más le guste o se lleve lo que más disgueste a sus enemigos.Buena parte de la culpa de todo esto es de las redes sociales, pero el culpable fundamental hay que buscarlo entre esas personas, cada vez más, de curiosidad malsana que están dispuestas a hurgar en lo más recóndito para sacar a la luz los defectos, las debilidades, los errores o la mala imagen de sus víctimas.Y es un fenónemo imparable que se puede comprobar cada día en los índices de audiencia de determinados programas de televisión, o cada semana en el número de ventas de las revistas de la crónica rosa.Un ejemplo: si mañana se da a conocer por fin una vacuna contra el alzheimer y coincide con una noticia de que la Duquesa de Alba se casa embarazada, ¿ Qué noticia tendrá mas seguimiento? Da lo mismo que una sea verdad y otra mentira, o las dos mentiras.En la violación de la intimidad no importa para nada la verdad, lo que de verdad importa es el escándalo, el daño y la bronca.Es lo que vende pero no hay que olvidar que también es lo que se compra y lo que se ve.Por eso lo de Google resulta casi romántico y ver a unas cuantas personas admirando un río, o a una señora en bata cuando baja a comprar el pan resulta inocuo, aunque es cierto que cada uno pone el límite de su intimidad donde quiere.Algunos no tienen límite ni la más mínima ilusión por recuperarlo.Saludos.